Supervivencia MTB: qué hacer si te ataca un perro

¿Quién no se ha topado con algún perro en actitud 'sospechosa' cuando pedaleamos por el monte? Seguro que os ha pasado en más de una ocasión y las reacciones habrán sido de lo más diversas pero... ¿fueron las correctas?
Supervivencia MTB: qué hacer si te ataca un perro
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autor mtbpro Víctor Marcos
autor de las fotos Frank Busch (Unsplash)/Jozef Fehér (Pexels)/Envato Elements

fecha08/05/2024


Probablemente para muchos de vosotros los perros sean 'compañeros' habituales de ruta en vuestras salidas por la montaña. Y no hablamos de todos aquellos que tengan un perro como animal de compañía y se lo lleven de paseo cuando salen con la MTB. Nos referimos a los canes que podemos encontrar a nuestro paso por caminos y senderos, y que normalmente están guardando fincas cercanas, cuidando rebaños o, simplemente, son perros perdidos o abandonados, por desgracia, a su suerte.

En esos momentos, la situación puede ponerse tensa: gruñidos, ladridos, persecuciones o la amenaza de un mordisco nos hacen reaccionar, en ocasiones, de forma errónea o precipitada. Los nervios se apoderan de nosotros y, aunque en el 99,9% de los casos no llegue a pasar nada grave, nos hacen vivir un mal rato que tardamos en olvidar.

Por todo ello, queremos sugerirte algunos consejos para solucionar de la mejor manera posible este tipo de situaciones:

- En primer lugar, hemos de decir que la conducta 'agresiva' de los perros que nos encontramos por caminos y senderos es totalmente lógica y normal. En la mayoría de los casos, estamos pasando junto a las fincas que protegen, los rebaños que vigilan o, simplemente, invadiendo temporalmente su territorio, por lo que el animal se siente amenazado por nosotros y pasa a la acción con una actitud dominante, protectora y defensiva ante el ciclista. Si bien es cierto que, en el caso de cachorros o perros jóvenes, también pueden salir tras de tí por mera diversión.

- Pero si ya notas que el perro no quiere jugar... toca mantener la calma y la tranquilidad, evitar movimientos bruscos, pero mostrando autoridad, sin perderle nunca de vista. Si transmites miedo o nerviosismo -algo que los perros pueden percibir- el animal se estará reafirmando en su posición de fortaleza.

- Toca evaluar rápidamente la situación: si estamos en terreno descendente o favorable, sin demasiadas dificultades técnicas, lo más fácil es, sin duda, 'salir por pedales'. Con un rápido sprint habremos perdido de vista nuestra amenaza y adiós problemas. Pero si nos encontramos en un tramo ascendente del camino o el animal (o animales) nos cierra el paso, lo mejor es aminorar la marcha e, incluso, permanecer inmóvil. El hecho de acelerar, según los adiestradores, puede despertar la conducta o instinto de caza en el perro... y es probable que cuesta arriba te acabe cazando, sobre todo si ya llevas unos cuantos kilómetros encima.

- Si, pese a tu actitud de 'no agresión' el perro no rebaja su nivel de afrenta, lo notas cada vez más nervioso y ves que puede atacarte, la propia bici sirve de escudo o barrera ante el animal. En estos casos basta con ser paciente, dejar que se canse de ladrar y que se vaya. En ocasiones podemos pensar que coger un palo y liarse a golpes con el perro puede ser una solución, pero el mero hecho de coger un objeto para atacarle va a redoblar el instinto de defensa del animal y, por tanto, hacerlo más agresivo -además de causarle un daño, creemos, innecesario e injusto-. Como mucho, podríamos intentar distraerle lanzándole, de forma suave, algo para morder. Un bidón, por ejemplo.

- Ya puestos en lo peor, si nada de lo anterior ha funcionado -algo realmente poco probable, insistimos- y el ataque es inminente, los expertos recomiendan quedarse quieto, de pie, con los brazos pegados al cuerpo y los puños cerrados -sí, para evitar lo que te estás imaginando...-. De esta forma, tras el primer envite, el perro se dará cuenta de que no eres una amenaza real para él, se irá tranquilizando, te olisqueará durante unos segundos y se acabará marchando. Eso sí, el susto ya no te lo quitará nadie en un tiempo.

- Finalmente, y como recomendación utilizada, incluso, por adiestradores de perros, podemos recurrir a llevar en el bolsillo del maillot un sencillo ahuyentador. Estos aparatos, del tamaño del mando a distancia del garaje, emiten unos ultrasonidos molestos para el animal -no dañinos para su salud- que seguramente le hagan cambiar de opinión y mantenerse alejado de vosotros.

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